Carlo Ancelotti está integrando lentamente a Arda Güler en la disciplina deportiva. Después de estar fuera durante la primera mitad de la temporada, el cuerpo técnico no quiere sorpresas desagradables con el '24' otomano. Una nueva lesión sería catastrófica, sobre todo después de acumular buenas sensaciones en los partidos que ha disputado hasta la fecha.
Sin embargo, su situación no es tan boyante como cabría esperar en un futbolista de su calidad. Si bien es cierto que todavía debe encontrar su sitio en el vestuario del Santiago Bernabéu, su inserción en el grupo marcha perfectamente: los entrenamientos son la mejor prueba.
Pero sus sensaciones a nivel individual no son las mejores, porque Güler parece desear una mayor cuota de protagonismo de la que Carlo Ancelotti está dispuesto a darle. Su estado físico sigue preocupando al cuerpo técnico, principal motivo por el que no está teniendo tantos minutos como debería.
Proceso lento
Según la información de 'Relevo', se acercan grandes cambios para Arda Güler. Este medio de comunicación señala que su inicio en la disciplina deportiva madridista no está siendo el mejor pasada la euforia de su debut en Copa del Rey contra la Arandina: apenas ha jugado 19 minutos desde aquel partido. La mayor parte de esta cuota fueron contra Las Palmas: entró más allá del minuto 80 al césped del estadio de Gran Canaria.
Otro de los cambios más llamativos es el cambio de casa. El joven mediapunta turco ha llegado al club más exigente del mundo y su talento no garantiza el éxito inmediato... especialmente cuando su papel no es el de titular indiscutible y cuando ha atravesado un largo periodo de lesiones que mantiene muy preocupado al Real Madrid.
El cambio sobre el cambio
Su mudanza, que parece haberse confirmado, se antoja como un cambio de hábitos necesario para activar una corriente de mejora más que notable en su vida tanto personal como deportiva. El madridismo espera que así sea, puesto que siempre tiene ganas de disfrutar de uno de los futbolistas más talentosos que hay en la plantilla pero que, desafortunadamente, deberá acomodarse lentamente al desgastante ritmo del calendario blanco.