Florentino Pérez está cada vez más cerca de cerrar el relevo generacional del vestuario del Santiago Bernabéu. El actual proyecto deportivo basado en jóvenes estrellas futbolísticas está dando sus frutos a nivel de títulos, consiguiendo todos los trofeos posibles en las dos últimas temporadas. Pero ese logro parece solo la punta del iceberg.
Las personalidades que han ido llegando al vestuario del Santiago Bernabéu son cada vez más fuertes en el buen sentido. Los futbolistas fichados por los ejecutivos blancos saben que llegan al Real Madrid con el objetivo de pelear por un puesto, algo que no es tan fácil coincidiendo en el mismo lugar con Vinícius, Bellingham, Camavinga o Fede Valverde.
De menos a más
Pero uno de los futbolistas que menos tiempo lleva en el vestuario blanco parece haber tomado las riendas en los momentos más importantes del club en la presente temporada. No es ninguno de los jugadores que el madridismo mira en cada partido... porque es un 'tapado' que no comenzó con buen pie su estancia en el club blanco.
El documental sobre la Supercopa de España publicado por el Real Madrid hace un par de semanas muestra cómo Aurélien Tchouaméni es el encargado de dar la charla previa a la semifinal contra el Atlético de Madrid. El crecimiento del '18' galo se ha dado en unas circunstancias que no son de su agrado: Carlo Ancelotti lo sabe de primera mano.
Temporada clave para él
Las emergencias en defensa le han colocado como un nuevo central y todo apunta a que tendrá que disputar el partido contra el Girona en dicha posición: la plantilla se ha quedado sin centrales en el momento en el que se podría decidir la carrera por la Liga 23/24. Por eso el míster de Reggiolo le ha dado cierto espacio y varios momentos de gran protagonismo.
Además, ha reconocido en varias ruedas de prensa que el futuro de Tchouaméni en el Real Madrid es como pivote, una posición en la que todavía no encuentra una continuidad definitiva por las bajas en defensa que obligan a su reposicionamiento y por la elevadísima competencia con un Eduardo Camavinga que también puede trabajar como stopper y deja grandes resultados cada vez que salta al césped.