El inicio de la temporada 23/24 ha supuesto un gran problema para Raúl González Blanco. El entrenador del Real Madrid Castilla, después de quedarse a las puertas del ascenso a Segunda División, se ha marcado como objetivo conseguir entrar en la categoría de plata del fútbol español.
No se lo ha dejado pasar
El periplo por Primera RFEF ha comenzado como debería en líneas generales, cosechando las primeras victorias del curso. Sin embargo, no todo marcha bien en el vestuario blanco porque uno de sus pupilos no ha entrado correctamente en la dinámica de la temporada: se trata de Iker Bravo.
Según informan Jorge Picón y Javier Rodríguez Pascual, periodistas de Relevo, Raúl González ha tenido una conversación muy seria con el atacante español, cedido por el Bayer Leverkusen hasta verano de 2024 con opción de compra, para intentar encarrilar su temporada. La situación es límite aunque no desesperada.
Estos gestos de Iker Bravo no han sentado bien en el banquillo de un Real Madrid Castilla que se ha despedido de su última generación dorada de 'mirlos' como Rafa Marín, Carlos Dotor o Sergio Arribas. Todo apuntaba a que Iker Bravo se uniría a sus antiguos compañeros en el primer filial madridista, pero la realidad es que le está costando más de lo esperado.
Creciendo como entrenador
Esta reacción de Raúl González Blanco marca un antes y un después en el trabajo del antiguo '7' blanco: demuestra que no está dispuesto a dejar pasar la indisciplina, porque perjudica al grupo, ni que los futbolistas a su cargo se descuiden, porque se perjudican a sí mismos.
Con esta actitud tan férrea e inflexible, la junta directiva no le pierde de vista y aumenta su confianza en él. No forma parte de los 'caballos ganadores' en el debate para suceder a Carlo Ancelotti cuando el míster de Reggiolo se marche a final de temporada, pero podría dar la sorpresa y colocarse por delante de otros nombres como Zinédine Zidane o Julian Nagelsmann.