Ha pasado poco más de un año desde que Vinícius Jr. fue insultado y agredido de forma racista en Mestalla: el partido entre Valencia y Real Madrid de la temporada 22/23 provocó un movimiento antirracista que se extendió por todo el planeta y que dejó gravemente afectada la reputación del fútbol español por la actitud de parte de la grada del feudo valencianista.
Después de tanto tiempo, las discusiones sobre el racismo que sufre Vinícius Jr. prácticamente han desaparecido de la escena pública... lo que no significa que se hayan dejado de proferir insultos contra el futbolista del Real Madrid o de otros equipos. De hecho, ha sido el propio ariete verdeamarelo quien ha reaccionado a la decisión de la justicia española en el juicio por lo ocurrido en Mestalla.
Hasta el final
La sentencia ha señalado que tres aficionados procesados han sido condenados a ocho meses de cárcel y la prohibición de entrar en cualquier estadio de fútbol durante dos años. La reacción del '7' madridista desde la concentración de Brasil es relevadora: "no es suficiente si no hacen lo mismo con todos los racistas".
🚨En esto no puede haber colores.
— Defensacentral.com (@defcentral) May 22, 2023
Todos debemos estar contra la lacra del racismo.
Hoy, más que nunca, ¡estamos contigo! 🤍💪🏽@vinijr
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Vinícius Jr. recibió durante la pasada gala del Balón de Oro el premio Sócrates por sus actividades sociales y su lucha contra esta lacra que está incrustada en el fútbol español, un galardón que pareció molestar a quienes se han situado en su contra: los mismos que se burlaban de él durante sus primeras temporadas en el Real Madrid son los que ahora deben soportar, con mejor o peor ánimo, que lleve el '7' blanco y que sea uno de los futbolistas más determinates del Viejo Continente.
No por ello Vinícius dará de lado una lucha en la que se ha involucrado personalmente. Los insultos racistas han descendido considerablemente en el fútbol español desde que Vinícius Jr. empezó a resaltar este problema, una tónica a la que se han unido jugadores de toda Europa. Pero no basta con reducir su frecuencia: el fútbol debe ser un espacio libre de racismo.