El Real Madrid no ha valorado en ningún momento la incorporación de Kylian Mbappé, pero había motivos de sobra para seguir esta línea que la junta directiva liderada por Florentino Pérez ha tomado este verano. Más allá de las condiciones que fijaron los ejecutivos blancos para posibilitar el traspaso del atacante de Bondy después de su 'traición' en verano de 2022, UEFA es otra razón de peso.
Cifras nunca antes vistas
Aunque la entidad reguladora del fútbol europeo no se hubiera opuesto al traspaso del punta galo del PSG, sí que hubiera investigado al club blanco y le hubiera aplicado estrictas sanciones relacionadas con el fair play financiero. Estas nuevas normativas, que se han endurecido de unos años a esta parte, empiezan a ser una prioridad para Aleksander Ceferin.
El doble fichaje Bellingham-Mbappé, que fácilmente podría superar los 500 millones de euros, haría saltar las alarmas de UEFA: la situación actual del fútbol europeo y la naturaleza del Real Madrid, que no es un club Estado, hacen imposible que la entidad presidida por Florentino Pérez pueda gastar tanto dinero en un solo mercado de traspasos sin hipotecar su futuro a medio plazo.
Para evitar más conflictos con la entidad europea en medio del 'conflicto' por la Superliga, una iniciativa que tiene más vigencia que nunca con la irrupción de Arabia Saudí y sus constantes fichajes este verano, en las oficinas de Valdebebas se encontró un motivo más para no prestar atención a la escalada de tensión que se ha vivido en París.
El año que viene
Además, todas las partes implicadas estaban de acuerdo en que el mejor momento para una posible llegada de Mbappé al Real Madrid es el próximo verano: el atacante de Bondy arriba como agente libre, lo que significa menos dinero gastado para la entidad merengue y más posibilidades de rentabilizar cuanto antes uno de los fichajes más importantes de los últimos años en el fútbol mundial.