La situación del caso Mbappé podría trastocar los planes de mucha gente, en especial a la que ahora sigue siendo su casa hasta dentro de unos días, el PSG.
El conjunto parisino, equipo puntero del país vecino considerado uno de los mayores adversarios a nivel mundial, ha sido considerado como el temido sobre todo desde la llegada del poder qatarí a la capital gala.
El reto del PSG
Pero si ya daban miedo entre tantos millones y piezas importantes en el fútbol, ahora su apuesta sigue siendo igual de temida con su nuevo entrenador. Tras una de sus peores temporadas desde la llegada de los árabes, el equipo necesita resurgir de sus errores y lo primero que deben cambiar son los resultados.
Por ello, ya han movido ficha y lo primero que han hecho ha sido cambiar al capitán de su nave. Con Galtier fuera, el nuevo inquilino del banquillo parisino es un viejo conocido por la afición blanca, Luis Enrique Martínez.
El asturiano, reconocido públicamente como anti madridista recalará para los próximos años en ese polémico vestuario con el objetivo de calmar los ánimos y volver a hacer grande a ese club. Aunque el reto no deja de ser complicado por mucha personalidad que tenga.
La confesión de Luis Enrique
Su apuesta rígida por anular todo tipo de egos entre sus jugadores deberá asumir la papeleta, a priori, de no contar con piezas claves en el proyecto como son: Ramos, Messi o Mbappé. Con los dos primeros prácticamente fuera, el tercero apunta que también saldrá y lo hará este verano.
Así lo auguraba él al ser preguntado por su nueva etapa al frente de un país, para él, todavía sin explorar. “Va haber cambios, es una nueva era”, consideraba el asturiano. Con varios fichajes ya confirmados deberá asumir la difícil papeleta de hacer olvidar todos los fantasmas de estos grandes perfiles.
El técnico parece que ya no cuenta con Kylian, y asume su pérdida casi al completo con esas declaraciones. La reconstrucción del PSG está en marcha y a los mandos está un Luis Enrique que se ve en apuros nada más empezar