Graduado en Derecho por la UFV, pronto descubrió que lo de las leyes no iba con él y, siendo ya muy zagal, empezó en el apasionante mundillo del periodismo. También probó suerte en la comunicación política, pero los resultados fueron decepcionantes: la cosa acabó a tomar por retambufa. El éxito, como dijo Churchill, consiste en ir de fracaso en fracaso sin desesperarse. Ahora, ejerce el periodismo de bufanda o, mejor dicho, el periodismo madridista. Y sin complejos ni rodeos.
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